Todos tenemos como referente obras que hoy en día no podrían construirse y serian pasto de la piqueta; unas por su proximidad al mar, otras por normativas que considerarían sus habitáculos inapropiados, otras por estar construidas en zonas protegidas... Sin embargo todos disfrutamos con su visita, nos sorprende su calidad, e incluso podemos ver como forman parte de nuestros libros como ejemplos de arquitectura contemporánea.
La normativa no tiene la capacidad de distinguir entre buena y mala arquitectura, y queda entonces en manos de quien la reinterpreta, no siempre con mucho acierto.
Recordamos como hace algunos años se nos mostraba en la Escuela de Arquitectura (ETSAC), la casa Malaparte (1937) de Adalberto Libera como todo un ejemplo a seguir, hoy seria algo descabellado plantearse algo así. Quizás ahora existe una mayor distancia entre lo que a uno le gustaría construir y lo que realmente puede hacer o le dejan hacer.
De hecho muchas veces nos preguntamos: ¿queda margen para la creatividad? Apesar de todas las trabas nosotros queremos seguir pensando que si.
La normativa no tiene la capacidad de distinguir entre buena y mala arquitectura, y queda entonces en manos de quien la reinterpreta, no siempre con mucho acierto.
Recordamos como hace algunos años se nos mostraba en la Escuela de Arquitectura (ETSAC), la casa Malaparte (1937) de Adalberto Libera como todo un ejemplo a seguir, hoy seria algo descabellado plantearse algo así. Quizás ahora existe una mayor distancia entre lo que a uno le gustaría construir y lo que realmente puede hacer o le dejan hacer.
De hecho muchas veces nos preguntamos: ¿queda margen para la creatividad? Apesar de todas las trabas nosotros queremos seguir pensando que si.
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