Nos ponemos a cubierto.

Son innumerables las poblaciones que en un pasado han incluido el elemento del soportal en su arquitectura. En Pontevedra tenemos buenos ejemplos en numerosas rúas y plazas del casco histórico. El soportal tenía una función de protección contra las inclemencias del tiempo, la lluvia en el Noroeste peninsular, o el abrasador sol del verano de algunos pueblos de Castilla. Nos contaban nuestras abuelas como realizaban el paseo diario en los soportales de la Herrería, incontables idas y vueltas en los días de invierno, cuando el tiempo no permitía transitar por sus calles. Hasta no hace muchos años uno aún recuerda puestos de venta de prensa, limpiabotas dando lustre, castañeros o incluso los paneles que mostraban las carteleras de los cines de la ciudad. El soportal no solo servía de refugio, también tenía una función expositiva y comercial, e incluso en algunas villas marineras se utilizaban para resguardo de las embarcaciones los días de temporal. En el siglo XIX muchos desaparecieron y ahora es un elemento difícil de encontrar en nuestros planes urbanísticos. Si se encuentran, suele ser en la periferia y han perdido esa proporción tan humana y comercial que tenían los soportales de nuestros centros históricos.

Rúa Soportales  / Campillo de Sta. María (Pontevedra).