Desde el siglo X, puntualmente en los equinoccios, un rayo de luz atraviesa de este a oeste la Capilla de San Miguel. Templo de estilo mozárabe, compuesto por tres pequeños cuerpos que lucen minúsculos bajo la sombra del Monasterio de Celanova. Esos días sus sillares de granito, parece que esperan a que el sol los despierte, iluminando los arcos de herradura de su interior. Una conjunción de arquitectura y astronomía, que en su agenda, dos apuntes le recuerdan: el final del invierno y el comienzo del otoño.
Fotografía © Faro de Vigo
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